Hubo un momento en el que terminé “todo lo que se suponía que tenía que hacer”:
Terminé mi carrera, hice mi práctica profesional, me licencié en Psicología… y, de pronto, el camino se acabó.
No había un “siguiente paso”. Nadie que me dijera qué hacer.
Y me di cuenta de que no tenía idea de quién era yo fuera de lo que “debía ser”.
Fue una crisis silenciosa, de esas que no gritan, pero lo mueven todo por dentro.
Ahí apareció el Eneagrama. Y aunque no lo entendí del todo al principio, me dejó una semilla:
No todo lo que duele es sufrimiento. Y no todo sufrimiento es necesario.
Desde entonces, comencé un proceso profundo de reencuentro conmigo.
Estudié Psicología con mención organizacional. Más adelante, me formé en distintas líneas clínicas:
Psicoterapia de pareja y familia
Sexualidad
Mindfulness
Psicoterapia cognitivo-conductual
También exploré caminos más sutiles como las flores de Bach y el Tarot Osho Zen.
Durante años trabajé con personas, pero mi sensibilidad y la forma en que siento el mundo me pedían otra manera de estar al servicio.
Ahí aparecieron unas piedras. Literalmente: unos aros de pirita que me regaló mi mamá.
Fue amor a primera vibración.
Las piedras me transmitían calma, claridad, algo que no podía explicar.
Y entonces recordé cuánto amaba crear con mis manos. Sentí que ahí, al fin, estaba uniendo lo que soy:
el cuidado, la intuición, el simbolismo… con la belleza, el arte y la energía.
Así nació Honumística:
Un espacio donde puedo ofrecer no solo piezas, sino rituales, acompañamiento, cursos y contenidos que despiertan algo en el alma.
Hoy sigo caminando. Sigo aprendiendo.
Todavía siento miedo, sí. Pero si no es ahora… ¿cuándo?