¡Hola! Quería compartir con ustedes algo que ha sido súper revelador para mí en mi propio camino de autoconocimiento: el Eneagrama de la personalidad. Imagínenlo como un manual fascinante para entender esa compleja madeja que somos los seres humanos, esas motivaciones profundas que a veces ni nosotros mismos comprendemos del todo y que están detrás de cada una de nuestras acciones y actitudes.
En este viaje de conocernos a nosotros mismos, cada uno tiene su propio ritmo y sus propias herramientas. Si bien aprender a estar en paz con uno mismo es algo que podemos lograr por nuestros propios medios, existen algunas "brújulas" psicológicas que pueden iluminar el camino, hacerlo más profundo y, quizás, un poquito más rápido. El Eneagrama es, para mí, una de esas brújulas. Lo veo como un mapa de nuestro propio mundo emocional, un territorio a veces inexplorado, que nos ayuda a ubicar nuestras limitaciones y también a descubrir ese potencial increíble que llevamos dentro.
Desarrollado por mentes brillantes como Óscar Ichazo y Claudio Naranjo, el Eneagrama ha demostrado ser una herramienta tan útil y práctica que hoy en día es utilizada por psicólogos, psiquiatras y coaches para darle una perspectiva más clara y efectiva a sus terapias. ¡Incluso en el mundo empresarial se está viendo su valor para potenciar el liderazgo personal y la inteligencia emocional de los equipos! Y si les digo que hasta guionistas y escritores lo usan para crear personajes con capas y matices más auténticos, creo que se pueden imaginar su profundidad.
La palabra "Eneagrama" viene del griego y significa algo así como "nueve líneas". Esto es porque, en esencia, describe nueve tipos de personalidad distintos, cada uno con su propia forma de ver el mundo, su propio "modelo mental". Piensen en esto como si cada uno de nosotros tuviera una lente única a través de la cual interpretamos la realidad. Esta estructura psicológica también define qué nos impulsa a ser como somos y a hacer lo que hacemos, cuáles son nuestros rasgos de carácter más marcados (tanto los que nos gustan como los que no tanto), qué anhelamos, a qué le tememos e incluso esa "piedrita" emocional con la que tropezamos una y otra vez a lo largo de la vida.
LOS NUEVE ENEATIPOS
"Mi herida no es mi vergüenza, sino la tierra fértil de mi don". - Honu Mística
Para despertar un poquito su curiosidad y que se animen a explorar más, les voy a dar una pincelada de cada uno de los nueve eneatipos que describe el Eneagrama, enfocándome especialmente en esa herida emocional sobre la que, muchas veces sin darnos cuenta, hemos construido nuestra personalidad:
Eneatipo 1: El Perfeccionista. Su herida es sentirse imperfecto. Para compensar esto, inconscientemente crea un ideal de cómo "debería" ser, lo que lo lleva a ser muy autoexigente y crítico consigo mismo. Como nunca alcanza esa perfección idealizada, tiende a frustrarse y enojarse con facilidad. A veces cree que su forma de ver las cosas es la única correcta y puede imponer su punto de vista. Su aprendizaje pasa por transformar esa ira en serenidad y aceptarse tal como es.
Eneatipo 2: El Ayudador. Su carencia es no quererse a sí mismo. Piensa que amarse es egoísta y que lo importante es priorizar las necesidades de los demás. Cree que cuanto más ayude, más lo querrán y será feliz. Pero en ese proceso se olvida de sí mismo, se vuelve dependiente y le cuesta estar solo. A veces cree saber mejor que nadie lo que los demás necesitan y puede echar en cara su ayuda. Su aprendizaje es transformar ese orgullo en humildad y atender sus propias necesidades emocionales primero.
Eneatipo 3: El Triunfador. Su herida es no valorarse a sí mismo. Piensa que si no destaca, nadie lo tendrá en cuenta y que su valor depende de sus logros y estatus. Se obsesiona con la imagen, el éxito y el reconocimiento. De tanto esconderse tras una máscara, olvida quién es realmente. Se vuelve presumido, ambicioso y competitivo, actuando como un camaleón para impresionar. Su aprendizaje es transformar esa vanidad en autenticidad y valorarse por lo que es, no por lo que hace o tiene.
Eneatipo 4: El Individualista. Su herida es no verse a sí mismo, necesita que los demás lo descubran. Para compensar un sentimiento de inferioridad, busca ser único y especial. Al compararse con otros, siente que le falta "algo" para ser feliz, cayendo en la envidia y la melancolía. Su egocentrismo lo lleva a hablar mucho de sus emociones, pero a menudo se siente incomprendido y experimenta altibajos emocionales. Su aprendizaje es aprender a interesarse más en los demás que en sí mismo.
Eneatipo 5: El Observador. Su mayor miedo es ser incapaz de conectar emocionalmente con los demás. Todo lo relacionado con los sentimientos y el contacto físico lo incomoda. Suele ser distante, frío, reservado y prefiere la soledad. Se refugia en su mundo racional e intelectual, acumulando información sin sentirse nunca listo para actuar. Le aterra enfrentarse a la realidad, especialmente los compromisos emocionales. Su aprendizaje es conectar más con su corazón y equilibrar lo que piensa con lo que siente.
Eneatipo 6: El Leal. Su herida es no confiar en sí mismo. A menudo lo invaden el miedo y la ansiedad por posibles problemas futuros. Vive en alerta constante para no ser tomado por sorpresa. Al sentirse inseguro, se preocupa obsesivamente por tomar decisiones que le garanticen seguridad. Para calmar sus dudas, suele pedir consejo a otros. Su aprendizaje es transformar su cobardía en coraje, cultivando la confianza en sí mismo para asumir las consecuencias de sus decisiones.
Eneatipo 7: El Entusiasta. Su problema es no soportar el vacío y el dolor internos. Desarrolla una personalidad divertida y positiva, usando el humor como defensa. Suele ser hiperactivo y hedonista, buscando placer a corto plazo para evitar el aburrimiento y la insatisfacción crónica. Vive en el futuro, es disperso y le cuesta estar presente. Su aprendizaje es cultivar el silencio y el "no hacer nada", conectando con la felicidad interior en lugar de evadirla constantemente.
Eneatipo 8: El Desafiador. Su mayor miedo es que los demás lo lastimen. Se protege tras una coraza y vive a la defensiva, reaccionando agresivamente cuando se siente amenazado. Tiende a intimidar con su mirada y fuerte personalidad. Le gusta tener el control para no someterse a otros y la injusticia lo enfurece. Cree que "la mejor defensa es un buen ataque". Su aprendizaje es soltar el control, aceptar su vulnerabilidad y comprender que nadie puede herirlo sin su permiso.
Eneatipo 9: El Pacificador. Su herida es no saber cómo lidiar con el enfado de los demás. Tiende a infravalorarse, pasa inadvertido y evita tomar partido para no molestar. Le cuesta decir "no" por temor a que alguien se enoje. Escucha más de lo que habla, cree que su opinión no importa y se amolda al pensamiento general. Se resigna fácilmente y procrastina. Puede pasar horas en el sofá, regodeándose en la apatía. Su aprendizaje es transformar su pereza en proactividad, haciéndose valer y aportando su valor al mundo.
Espero que esta pequeña introducción les haya resultado interesante y les pique la curiosidad por explorar más sobre el Eneagrama. Para mí, ha sido una herramienta increíble para comprenderme mejor y, por ende, comprender mejor a los demás. ¡Anímense a descubrir su propio eneatipo!